miércoles, 20 de marzo de 2013

BAJO RENDIMIENTO, APATÍA Y AISLAMIENTO SON INDICADORES DE ACOSO ESCOLAR

   
Un llamado a toda la sociedad para reflexionar sobre el papel que cada uno debe cumplir en el proceso de educación y formación de las niñas, niños y adolescentes para que sean ciudadanos capaces de convivir democráticamente y resolver los conflictos sociales, familiares e individuales, de manera pacífica, efectuó la directora de Orientación y Tutoría del MED, María Teresa Ramos, respecto al fenómeno de acoso escolar conocido como bullying.

Es necesario estar alertas para detectar situaciones de maltrato e intervenir de forma inmediata en coordinación con la familia. La disminución en el rendimiento escolar, la apatía y el aislamiento son características que denotan que un niño o adolescente es víctima de acoso escolar, sobre todo si además tienen características diferentes en cuanto a rasgos físicos, alguna discapacidad, diferencias lingüísticas, procedencia regional y falta de habilidades sociales, acotó.

Por ello, el MED ha elaborado la Cartilla “Prevención e Intervención educativa frente al acoso entre estudiantes”, que será distribuida en todos los colegios del país y será colgada en la página web de la institución. Asimismo se ha concluido la elaboración del Reglamento de la Ley N° 29719, que promueve la convivencia sin violencia en las instituciones educativas.

Es importante tener presente que el maltrato entre pares es una conducta que se aprende, por lo tanto puede también corregirse. Por eso, se debe evitar etiquetar al estudiante agresor, ello no modificará su conducta, por el contrario puede acentuarla. Para favorecer el cambio, es mejor tratar al agresor como una persona capaz de realizar acciones positivas, precisó la directora de DITOE.

Añadió que el estudiante agresor, tiene dificultad para ponerse en el lugar de otro y disfruta molestando, es rebelde ante las normas, no acepta la responsabilidad de sus actos, se burla de los demás cuando intervienen en clase y se enorgullece de su conducta agresiva. Además, suele tener la convicción de que lo que hace está bien. Mientras esté respaldado, el acosador continuará con su comportamiento agresivo.

Estas conductas erradas se aprenden de la visualización repetida de violencia real y ficticia, y modelos conductuales negativos difundidos por los medios de comunicación. Asimismo de los prejuicios raciales, ideológicos y religiosos que existen en las familias. A ello se suma la permisividad de las conductas agresivas una disciplina inconsistente y ambigua en la familia. Asimismo, el uso de los hijos como aliados en las discusiones de pareja y la falta de comunicación entre padres e hijos.

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